Cómo funciona un juicio penal en España

 

¿Te gustaría saber cómo funciona un juicio penal en España? En este artículo te explicamos los pasos que se siguen desde que se comete un delito hasta que se dicta una sentencia. También te contamos quiénes son los protagonistas de este proceso y qué derechos y obligaciones tienen.

Un juicio penal es el procedimiento judicial que se utiliza para juzgar a una persona acusada de haber cometido un delito, es decir, una conducta tipificada como tal en el Código Penal y que puede ser castigada con una pena de prisión, multa, inhabilitación, etc.

Los juicios penales pueden ser de diferentes tipos, según la gravedad del delito, la forma de iniciarse el proceso y la duración del mismo. Los más habituales son:

– El procedimiento abreviado: se aplica cuando la pena solicitada para el acusado no supera los nueve años de prisión o es de otra naturaleza, como una multa o una inhabilitación. Es el más frecuente y se divide en dos fases: la instrucción y el juicio oral.

– El sumario ordinario: se aplica cuando la pena solicitada para el acusado supera los nueve años de prisión, salvo que se trate de un delito enjuiciado por el Tribunal del Jurado o por la Ley de Responsabilidad Penal de los Menores. Es el más complejo y se divide en tres fases: la instrucción, la fase intermedia y el juicio oral.

– El juicio por delitos leves: se aplica cuando la pena solicitada para el acusado es solo una multa. Es el más sencillo y se celebra directamente ante el Juez de Instrucción, sin necesidad de fase previa.

– El juicio rápido: se aplica cuando se trata de delitos flagrantes (cometidos en el momento o poco después) y que tienen una pena máxima de cinco años de prisión o diez años de otra naturaleza. Es un procedimiento especial que pretende agilizar la justicia y evitar la impunidad. Se inicia con un atestado policial y se celebra ante el Juzgado de Guardia, con la presencia del acusado, su abogado, el fiscal y la víctima.

– El juicio por el Tribunal del Jurado: se aplica cuando se trata de determinados delitos graves, como el homicidio, el asesinato, la malversación o el cohecho. Es un procedimiento especial en el que participan nueve ciudadanos elegidos al azar, que forman el jurado popular. El jurado es el encargado de declarar si el acusado es culpable o no, y el Juez es el encargado de dictar la sentencia.

Los protagonistas de un juicio penal son:

– El Juez o Tribunal: es la autoridad judicial que dirige el proceso, garantiza los derechos de las partes, resuelve las cuestiones que se plantean y dicta la sentencia. Puede ser un solo Juez (Juez de Instrucción, Juez de lo Penal) o un órgano colegiado formado por varios Magistrados (Audiencia Provincial, Tribunal Supremo).

– El Ministerio Fiscal: es el órgano encargado de defender el interés público y velar por el cumplimiento de la ley. Actúa como acusador en nombre del Estado y ejerce la acción penal contra el presunto responsable del delito. Puede solicitar medidas cautelares, pruebas e intervenir en las vistas orales.

– El acusado o investigado: es la persona sobre la que recae la sospecha de haber cometido un delito. Tiene derecho a ser informado de los hechos que se le imputan, a contar con un abogado que le defienda, a no declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable, a participar en las diligencias que le afecten y a recurrir las resoluciones judiciales que le perjudiquen.

– El abogado defensor: es el profesional del derecho que asiste al acusado y vela por sus intereses. Tiene derecho a acceder al expediente judicial, a proponer pruebas, a interrogar a los testigos y peritos, a presentar escritos de defensa y a recurrir las sentencias condenatorias.

– La víctima u ofendido: es la persona que ha sufrido el daño o el perjuicio causado por el delito. Tiene derecho a ser informada del proceso, a contar con un abogado que le represente, a ejercer la acción penal y la acción civil (para reclamar una indemnización), a proponer pruebas, a intervenir en las vistas orales y a recurrir las sentencias absolutorias.

– El abogado acusador: es el profesional del derecho que asiste a la víctima y vela por sus intereses. Tiene derecho a acceder al expediente judicial, a proponer pruebas, a interrogar a los testigos y peritos, a presentar escritos de acusación y a recurrir las sentencias absolutorias.

Los pasos que se siguen en un juicio penal son:

– La denuncia o la querella: son los actos por los que se pone en conocimiento de la autoridad judicial la existencia de un delito. La denuncia puede presentarla cualquier persona que tenga conocimiento del hecho, mientras que la querella solo puede presentarla la víctima o su representante legal. La denuncia es obligatoria para los funcionarios públicos y para los ciudadanos en algunos casos, como los delitos contra la vida o la integridad física. La querella es voluntaria y requiere el pago de una fianza.

– La instrucción: es la fase en la que se investigan los hechos denunciados o querellados, se identifica al presunto autor y se recogen las pruebas. La dirige el Juez de Instrucción, con la colaboración de la Policía Judicial y el Ministerio Fiscal. En esta fase se pueden adoptar medidas cautelares, como la detención, el registro, la prisión provisional o la libertad provisional. La instrucción termina con el auto de procesamiento (en el sumario ordinario) o el auto de transformación (en el procedimiento abreviado), que son las resoluciones por las que se declara formalmente al acusado como tal y se le comunica el delito que se le imputa.

– La fase intermedia: es la fase en la que se prepara el juicio oral, una vez concluida la instrucción. Solo existe en el sumario ordinario y en el juicio por el Tribunal del Jurado. En esta fase, el Juez de Instrucción remite las actuaciones al Juez competente para el juicio (Juez de lo Penal o Audiencia Provincial) y las partes presentan sus escritos de acusación (en los que solicitan la apertura del juicio y proponen las pruebas) y de defensa (en los que se oponen a la acusación y proponen las pruebas). El Juez competente dicta entonces el auto de apertura de juicio oral (si hay indicios suficientes de delito) o el sobreseimiento (si no los hay).

– El juicio oral: es la fase en la que se celebra la vista pública ante el Juez o Tribunal competente, con la presencia de las partes, sus abogados, el fiscal, los testigos y los peritos. En esta fase se practican las pruebas propuestas y admitidas, se escuchan los informes finales de las partes y se concede la última palabra al acusado. El Juez o Tribunal dicta entonces la sentencia, que puede ser condenatoria (si considera probado el delito) o absolutoria (si no lo considera probado). La sentencia puede ser recurrida ante instancias superiores.

 

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